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Entrevista a la Grandeza: Shaktiananda Ma

«Creo en todo manifiesto divino»

La otrora conductora de A Toque, extinto espacio televisivo que presentaba bandas alternativas, tiene una nueva identidad: la Madre Shaktiananda. En este encuentro, la periodista rememora su pasado y explica su presente, aclarando que ella es una persona normal que se iluminó.

 

«Me encandilo al ver cuán ciega tu razón puede ser.

Lo que estás buscando lo vas a encontrar,

desapercibido a tus ojos…»

(Extracto de la canción Sin sombra no hay luz

de Sentimiento Muerto)

«¿Aló? Hola, ¿cómo estás? Sí, sí, soy yo. Disculpa la hora, pero me gustaría hacerte una pregunta antes de la entrevista: ¿Tú estás despierto espiritualmente?». La dulce voz que se escucha al otro lado del teléfono es la de Érika Tucker, otrora animadora de A Toque, para quienes no lo conocieron, un programa de alta factura que acogía bandas de rock alternativo local, transmitido por VTV a finales de los ochenta y gran parte de los noventa. Grupos emergentes de la época como Sentimiento Muerto, Zapato 3 y Caramelos de Cianuro, tuvieron voz y voto en esa pequeña pantalla, en las manos de respetados realizadores como el fotógrafo Antolín Sánchez o el director Leonardo Aranguibel (actualmente Senior Production Manager de Disney-ABC International Television), entre otros grandes que se encargaban de producir los videoclips de estos talentos. Después de que el espacio cumpliera su ciclo, Tucker siguió haciendo un acucioso periodismo impreso en medios como El Diario de Caracas, El Nacional y El Universal, entre otros. Con el tiempo y, a causa de su propia circunstancia, reemplazó el rol de periodista por el de comunicadora espiritual. Ahora es presentada, por sus discípulos y por los Regentes de la Tradición Védica, como la Madre Shaktiananda, la primera mujer en América nombrada por la Jerarquía Espiritual de India como Mahamandaleshwar, título que se otorga a los seres que alcanzan altos niveles de realización mística. Esto se traduce en que es la principal representante continental de la filosofía yoga y de la antigua cultura védica (basada en las sagradas escrituras del hinduismo). Ya en pleno encuentro personal advierte: «No me he convertido en nada, soy una ama de casa, con un esposo y dos hijos. Simplemente desperté espiritualmente. Y lo hice, como casi todas las personas, a partir del dolor. Descubrí que tenía la capacidad de ayudar a los demás apoyándome en principios de verdad, de una forma noble y con el ego bien trabajado, porque pa’ soberbia yo», comenta entre risas, junto al esposo en cuestión, Víctor Mayo, psicólogo transpersonal, antes conocido como «Torombolo», vocalista de Los Gusanos. Lo que inicialmente era una pauta para hablar del Shiva Kriya Yoga -enseñanza que imparte- se terminó convirtiendo, también e inevitablemente, en una entrevista de personalidad. Este es el resultado.

 

En la tierra…

¿Qué te dejó A Toque?

«El haber sido la registradora de un momento muy hermoso de los jóvenes del país, como lo hizo, también en esa época, Sonoclips, salvando las distancias. Fue un registro consciente, yo sabía que esos chamos tenían algo que decir y no tenían el medio para hacerlo. Los tratábamos como a unos rockstars. Para algunos significamos su primer y único videoclip. Y aunque no me decepcioné de ningún grupo pienso que muchos no estimaron la disposición que teníamos para ellos».

Como por ejemplo…

«En una oportunidad, los integrantes de una banda, que todavía existe, querían burlarse de Pecos Kanvas en el video que les estábamos produciendo. Les pregunté: ‘¿Es que ustedes se creen mejor que Pecos Kanvas?’. Nunca me gustó Pecos Kanvas, pero no iba a dejar que lo irrespetaran en mi programa; de hecho, estuvimos a punto de suspender la grabación, pero significaba perder un día de alquiler del estudio que estábamos pagando».

¿Qué bandas de la época recuerdas más?

«Yo no me desprendo de un Sentimiento Muerto, de su tema Sin sombra no hay luz. Creo que Cayayo (Carlos Eduardo Troconis, compositor de Sentimiento Muerto, fallecido en 1999) dejó mucha verdad. Pero no la entendió, no la toleró… No pudo con ella (se le aguan los ojos)».

 

¿Crees que hace falta un A Toque en estos tiempos?

«Siempre hace falta un espacio para los jóvenes talentos. En estos momentos estamos tratando de recuperar gran parte de lo que fueron todos los programas para ponerlos a la disposición del público. No es por entrar en esa onda de falsa nostalgia en la que anda todo el mundo. Sin que yo me sienta Arturo Uslar Pietri o Aquiles Nazoa, creo que ese material es histórico: lo que era Desorden Público, Seguridad Nacional o el primer video de Los Amigos Invisibles…».

 

¿Qué rescatas de tu etapa como periodista de impresos?

«Creo que siempre hice mi trabajo dignamente. Traté de ser muy asertiva, nunca escribí algo halado por los pelos o en un ardid comercial. No creía en el producto sino en la persona. Y nunca estuvo en mí dañar a nadie. Eso sí, no entrevistaba egos, sondeaba el almita de la gente a ver si se sentían bien con lo que estaban haciendo y eso no a todo el mundo le gustaba».

 

¿Recuerdas algunas entrevistas?

«Una vez, por ejemplo, conversé con el actor Marcos Moreno, un muchacho muy inteligente, que, en ese entonces, se presentaba siempre como ‘el novio de María Conchita Alonso’. Me habló, muy docto, de Stanislavski y de Bertolt Brecht y yo percibí otra esencia y terminé escribiendo eso que percibí. Hasta donde sé no quedó muy contento».

 

¿Te llegaron a demandar?

«Hubo un artista que llamó a El Diario de Caracas para que me botaran, cosa que no ocurrió. Yo confrontaba sanamente a los entrevistados para crearles un conflicto que debían disolver. También me pasaba con gente cercana. Eli Bravo, por ejemplo, siempre me ha parecido un ser muy elevado, en capacidad de invitar a una profunda reflexión mundial, como para estar, permanentemente, en un comercial de televisión. El dinero y la necesidad lo atrapan en la sociedad de consumo».

 

¿Cuál es tu tendencia política?

«No puedo casarme con ninguna. La orden a la que pertenezco no puede excluir a nadie por sus preferencias. Sin embargo, me han tildado de chavista o de opositora por algunas de las cosas que predico. Los venezolanos no podemos vivir sin catalogar en todo momento».

 

¿En qué momento decides dejar el periodismo?

«Cuando me di cuenta de que yo no era nadie para criticar. Yo hacía crítica de cine, de música y de televisión. Y no me lo vas a creer, pero quien me inició en mi camino espiritual, sin saberlo, fue Mimí Lazo, regalándome el libro Ask to the Angels».

 

Érika en lo que denomina «un espacio de luz», donde medita con los miembros de la orden

… como en el cielo

Entonces despertaste espiritualmente a partir del dolor…

«El tránsito por mi sendero espiritual comenzó con mi propia circunstancia, con lo que, en ese momento, yo consideraba una pérdida, que fue la muerte de mi mamá en un accidente automovilístico. A todo eso se le sumó el hecho de no sentirme suficientemente amada como pareja».

 

¿Cómo comenzaste a recorrer ese sendero?

«Me comenzó a bajar información que, entonces, yo consideraba extraña para mí y era sobre gente cercana a mí. Supe que alguien comenzó a comentar: ‘Érika está muy mal. ¿Por qué no hacemos una vaca y le pagamos un psiquiatra?'».

 

¿Cómo lo manejaste?

«Me retraje. Me di cuenta de que, a veces, la espiritualidad no es algo que tú dices para que otros lo crean sino lo que tú sientes, sin decírselo a nadie. Pero por mis indiscreciones con respecto a lo que me estaba pasando fui tachada de muchas cosas: hubo gente que dijo que yo era krishna, o que siempre se referían a mí acuñando la frase: ‘Lo que pasa es que ella ahora se metió a…’ cualquier cosa».

 

En todo caso, tus discípulos te presentan como «la guía espiritual más relevante del país»…

«Esos son inventos de ellos (risas). Hablando en serio, es un grupo muy bello el que me acompaña, pero creo que yo no me catalogaría nunca de nada. Soy un ser que ha sido despertado por un maestro espiritual milenario llamado Mahavatar Babaji, que es como un Cristo de Oriente. No tiene cuerpo físico, es un ser etéreo (que recibe y emana energía), una conciencia elevada que vive en los altos del Himalaya. Llegó a mí a través de mi mente. Porque uno empieza a buscar a Dios con la mente, sobre todo, en momentos de inconformidad, angustia y tristeza».

Lo cual no quiere decir que Babaji sea tu Dios, según has aclarado en otras oportunidades…

«Ya tengo miedo de decir Dios porque hay muchos formulismos relacionados con esa palabra. La gente está anclada a patrones religiosos y esto trasciende toda religión. No creo en ningún dios en particular, creo en todos. Creo en todo manifiesto divino, no tengo dogmas. Para mí, Dios es esa fuerza absolutamente dinámica y eterna que creó al hombre. Y fíjate que el hombre necesitó a Dios, justamente, cuando se hizo, por primera vez, la pregunta: ‘¿Cómo existo y por qué?'».

 

¿Por qué crees que existes?

«El sentido de la vida es realizarse en el Ser. No hay otro. Nos hemos confundido mucho en ese aspecto. Algunos creen que la vida consiste en sacar 20 postgrados, otros prefieren amar frenéticamente u obtener un sinfín de casas y carros o cometer el exceso humano de moda: la gula».

 

¿Y qué es realizarse en el ser?

«Transitar el sendero de la inmortalidad, el de la vida eterna. Reencontrarte con tus reencarnaciones, evolucionar y trascender. Practicar el principio de Ananda, que es dejar que Dios se te revele en todas partes y no sentir otro palpitar que no sea el de tu conciencia profunda».

 

¿Cuál es tu misión en ese sentido?

«Si se quiere entender así, mi tarea, o lo que los maestros quieren hacer conmigo, es demostrarle a una persona, quienquiera que sea, que en una vida ordinaria podemos iluminarnos. E iluminarse no es más que apuntar hacia la verdad. Tengo la posibilidad de entrar en tu Yo Superior, y revelarte tu propia verdad, compuesta de tus cualidades y tus lados oscuros, y con la intención de que puedas autoconocerte, saber lo que fuiste, lo que eres y lo que serás. Y esto último sin ningún tipo de afán futurístico, sino según como se actúa en el presente».

 

¿Qué es lo más importante que te ha dejado el Shiva Kriya Yoga?

«Haber tenido acceso al conocimiento puro, a la verdad trascendente de la que tanto han hablado los maestros por siglos y que antes me podía parecer lejana. Otra cosa importante de esta enseñanza es que mi proceso de dolor se haya revertido en el aprendizaje más bonito, en la aceptación de los aspectos humanos que me empeñaba en negar: la muerte, el desamor… Poder ver esos hechos como algo amable hacia tu espíritu es crecer».

Por Pablo Blanco.

Fotos: Natalia Brand

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